[Locura de mar]
Solía decir que hablaba con el mar, pero nadie le creía. Y decía la verdad.
-Hola María, te he echado de menos Comenzó a susurrarle el mar.
-Lo siento, ayer no pude venir. Tenía hoy un examen de matemáticas y mi madre no me dejó salir.
-No te preocupes. ¿Qué tal te ha salido el examen?
-Bueno No me gustan las matemáticas, pero no ha salido mal del todo.
-Eso está bien. Y hoy, ¿no tienes nada que estudiar?
-Ya he hecho mis deberes. Y quería venir aquí para hablar un poco contigo.
-Te noto algo triste ¿Hay algo que te preocupa preciosa?
-Mi padre Se ha ido hoy en su barco pesquero y hace muy mal tiempo
-Vaya La verdad es que sí. Los días nublados y de viento me ponen bastante irritable y es algo peligroso.
-Pero tú no vas a dejar que le pasa nada ¿Verdad?
-Puedes estar tranquila. A tu padre no le pasará nada.
Y María se calmó. Siguió yendo cada día a la orilla del mar, para que éste le diera noticias de su padre. Pero la verdad es que el mar era muy cuidadoso con sus secretos y le contaba poco.
Un día, María comenzó a llorar.
-¿Por qué lloras, niña? Preguntó el mar preocupado.
-Echo de menos a mi padre Ya tendría que haber venido, pero no lo ha hecho.
-Ha llegado a un sitio donde hay muchos peces, de todos los tamaños y colores. Y está aprovechando, preciosa. Ha tenido suerte esta vez, pues vendrá con una gran captura.
Pero esa no era la verdad. El mar quería a esa niña como si fuera su hija. Cuando María le hablaba de su padre o de su madre, el mar montaba en cólera por los celos. Pero la niña, en su ingenuidad, pensaba que algún pescado le había hecho algo que le había molestado. El mar quería a María para él solo. No estaba dispuesto a compartirla. De modo que, aprovechando que su padre salió a pescar, lo retuvo en sus adentros, impidiéndole volver a tierra con su familia.
El mar, no le hizo daño al padre, tan sólo no permitió que volviera. Y no iba a hacerlo jamás. María estaba más unida a él que nunca, y no estaba dispuesto a perderla con el regreso de su padre.
Pasaron ya cinco meses desde la marcha del padre de María.
-Mar, te agradezco todo lo que me ayudas y todos tus intentos por hacerme feliz. Te lo agradezco de todo corazón. Pero mi alma llora Llora porque le falta lo más importante. Tengo que pedirte algo Le he escrito una cosita a mi padre, para que no piense que me olvido de él. Voy a meter la nota en una botella de cristal. ¿Podrías hacer que la botella llegara hasta ese banco de peces de todos los colores y tamaños que ha hecho que mi padre se olvide de nosotras?
La mirada de María expresaba todo el mal que le estaba ocasionando la lejanía de su padre. Y el mar se dio cuenta. María, al no recibir respuesta del mar, no pudo evitar que las lágrimas comenzaran a rodar por sus mejillas. Una de esas lágrimas, cayó sobre el mar. Entonces, éste comprendió que no le servía de nada tener a esa niña que tanto amaba si ella era infeliz, si ella quería otra cosa No servía de nada. Y como el amor que el mar sentía por María abarcaba toda la inmensidad, aceptó su petición.
-No llores más, mi niña. Si es lo que deseas, y eso te hace feliz, a mí también me hará feliz. Lanza la botella lo más lejos que puedas. Yo me encargaré de que tu padre la lea.
-¿Me lo prometes?
-Te lo prometo.
María sonrió por un instante. Secó sus lágrimas y se levantó. Metió la nota en la botella de cristal que había conseguido y la cerró con un tapón de corcho que su abuela le había dado. Caminó mar adentro sin importarle que sus pantalones nuevos se les mojaran. Lanzó con todas sus fuerzas la botella, y pudo ver como ésta se iba alejando de ella poco a poco.
Tres días más tarde, la botella llegó al lugar dónde estaba el padre de María. Él estaba triste, desesperado y hambriento pues la comida comenzaba a escasear. Vio una botella de cristal aproximándose a él. Qué raro Llevo aquí meses enteros sin ver rastro alguno de civilización y ahora aparece una botella. Pensó el padre de María. Cuando la botella llegó a su lado, la cogió. Comprobó que en su interior había un mensaje. Quitó el tapón de corcho y sacó la nota.
Hola papi. Llevas muchos días fuera de casa. El mar me ha dicho que has encontrado un banco de peces de muchos colores y de todos los tamaños y por eso te has quedado allí. Pero yo te echo de menos Y mamá también. Estoy deseando que vuelvas a subirme a tus hombros, que me vuelvas a hacer cosquillas, que me vuelvas a decir que soy la niña de tus ojos Por favor papi, vuelve con nosotras. Te quiero mucho y te extraño más. No lo olvides.
El mar se conmovió al ver la nota tan sincera que la niña le había mandado a su padre.
Tres días más tarde, mientras María mantenía su charla diaria con el mar, vio aproximarse hacia ella un barco pesquero y un señor saludando desde la lejanía.
María volvió a sonreír. Y también volvió a subirse a los hombros de su padre, volvió a sentir la risa que le producían esas cosquillas que su padre le hacía. Y volvió a sentir que era la niña de sus ojos.
Y el mar fue feliz porque su niña pequeña volvió a sonreír.
10 comentarios
Black Soul Girl -
Dynaheir -
Corazón >>> Sí que tiene un mensaje ;) Feliz lunes!
Alma Diente de León >>>> Y yo confirmo que después de mirar al mar, todo cambia :)
Ingrid >>> No loba :s tengo el móvil roto y le sale a todo el mundo como si lo tuviera apagado!! pero está encendido :(
Tharsis >>>> Un placer que te haya gustado :p
4D4 >>> Warri yo? Pero tú te has visto?¿ xD TE KEROOOO
4D4 -
Tharsis -
Ingrid -
Alma Diente de León -
..y un día descubrí, que después de mirar al mar...todo puede cambiar..
Buenos Días!!
Corazón... -
Preciosa historia con gran mensaje :)
Besitos y feliz domingo!
;o)
Agua -
Un beso en la punta de la nariz!
Dynaheir -
Marta -
No habías escrito ya una historia similar? O confundo recuerdos? (me estoy haciendo mayor!!)
Me gusta, hay que ver como los niños consiguen alegrar o entristecer a los demás, con sus palabras, o sus mohínes, me alegro que el mar se conmoviera, y que juntara de nuevo a la familia.
Besos